Doctora Alba Vaillant. La radiología como destino
17 agosto, 2023 por
Doctora Alba Vaillant. La radiología como destino
CSMC, S.A
| No comments yet

x

En noviembre de 1895, el físico alemán Wilhelm Röntgen sorprendía al mundo con un descubrimiento que en lo adelante enjoyaría el desempeño de la medicina. Pues sí, el hallazgo de los rayos X, mientras experimentaba con un tubo de rayos catódicos, aportaría una desbordante revolución a la salud humana.

Desde entonces, el progreso de tan adelantado método de exploración somática cautivó lo mismo a médicos que a investigadores del revelador hallazgo.

Varias décadas después —en los años 1960—, muy lejos de Europa, una pequeña isla del Caribe doblaba la pared del sistema de sanidad para hacerlo asequible a toda la población. Cuba se empecinaba así en consolidar la “cobertura sanitaria universal”, que incluía aquellos servicios especializados y de alta tecnología.

Ante tantos cambios revolucionarios, una joven doctora, recién graduada, enganchaba su futuro al entusiasmo por las novedades que los nacientes programas de estudios extendían. Atrapada en esa seducción de oportunidades, llegó Alba Vaillant Baralt a la radiología (1966).
No en vano, su historia fue similar a la de otros tantos jóvenes a quienes el triunfo de la Revolución, en 1959, les empoderó la vida y el destino.

En entrevista con CubaSí, esta exitosa mujer desviste unas seis décadas de trabajo, de las cuales más de cinco las ha pasado vestida de bata blanca y oteando el universo interno de cientos de pacientes.

Nacida en la provincia de Santiago de Cuba, en noviembre de 1939, ella habla con particular orgullo de su hogar en el barrio de Los Hoyos, “a dos cuadras de la casa del Mayor General del Ejército Libertador, Antonio Maceo”, remarca con esa risa amplia y contagiosa que siempre ilumina su rostro.

Un parecido entusiasmo muestra al hablar sobre los estudios de música (solfeo y piano), la ingeniería química que abandonó en el primer curso, su participación como alfabetizadora en las zonas de Cueto y Antilla (provincia de Holguín), el primer matrimonio y la decisión de viajar a La Habana para cursar la carrera de medicina a falta de esa posibilidad en la universidad santiaguera.

No obstante, aquel fue un tiempo donde debió poner a prueba, varias veces, la envidiable determinación que lleva como pivote para su vida.

“En segundo año salí embarazada de mi primera hija. Tres días después de parir me incorporé al aula. Tenía que salvar el curso. Cuatro años más tarde, y sexto de medicina, tuve a mi hijo. Igual que con la hembra, al tercer día estaba de vuelta a las clases.


Foto: Tomada del perfil de Facebook de la Clínica Cira García. La doctora Vaillant (al centro) junto a parte de su equipo de trabajo de la Clínica Cira García.

“Al graduarme me enviaron a realizar trabajo voluntario durante dos semanas a la Isla de Pinos —actual Isla de la Juventud—. A partir de esa tarea saldrían las ubicaciones del posgraduado.

“Justo por aquella época, el sistema de salud cubano inauguró los llamados internados verticales de especialidades. Dado que había sido alumna ayudante en oftalmología, puse esta como primera opción. En segundo lugar, elegí radiología. Ya sabemos qué pasó. Sin embargo, pronto agradecí con creces aquel otorgamiento, porque he sido inmensamente feliz en mi profesión”.

Aferrada a ese coraje, Alba se consagró a cumplir la misión del juramento hipocrático e ir allí donde debía ser útil.

“Luego de mi estancia en la Isla, me ubicaron en el Hospital Provincial de Matanzas, donde pude desplegar un trabajo muy bonito con el cual me siento muy complacida. Allí, después de la labor diaria en el hospital, presté servicio en las noches como médico general en un policlínico de la ciudad.

“Al principio fue duro, pues debí viajar sola a esa provincia; detrás quedaron mi esposo y los niños al cuidado de mi madre. Más tarde, cuando dispuse de una vivienda, ellos se me unieron.

“Posteriormente, fui nombrada directora del hospital de becados que radicaba en el balneario matancero de Varadero. Este lugar procuraba atención a todos los becarios extranjeros que llegaban a Cuba”.


Foto: De la autora. Analizar complejos estudios radiológicos ocupa gran parte de la agenda diaria de la prestigiosa especialista.

De regreso a La Habana, a principios de la década de 1970, la doctora Vaillant comenzó la residencia de dos años en radiología en el Hospital Comandante Manuel Fajardo.

Concluido ese período formó parte del equipo de trabajo del primer policlínico que desarrolló la medicina comunitaria en el país, el del municipio habanero de Plaza de la Revolución.

“Trabajar en ese centro con el profesor de Mérito y Miembro Titular de la Academia de Ciencias de Cuba, doctor Cosme Ordóñez Carceller —fallecido en 2019 y figura principal del modelo de Medicina en la Comunidad—, constituyó una de las más grandes y decisivas enseñanzas de mi carrera”.

Imbuida por las exigencias de la profesión, prestó servicios en el hospital Jurídico de La Habana, estuvo al frente del Departamento de radiología en el hospital Camilo Cienfuegos y cumplió varias misiones internacionalistas en África.

En tanto, su historia como médico radióloga se iría puliendo y, sin dudas, consolidando un prestigio entre las mujeres dedicadas a la especialidad en la nación.


Foto: Perfil de Facebook de la Clínica Cira García. El pasado mes de mayo y junto a otros colegas, la doctora Vaillant fue condecorada con la Medalla "Jesús Menéndez que otorga la Central de Trabajadores de Cuba.

De ahí que al comenzar la década de 1980, y después de regresar de la cooperación en Mozambique, directivos de la Clínica Central Cira García le pidieron incorporarse a esa institución que a la sazón inauguraba la asistencia médica a pacientes extranjeros. Antes solo atendía a becados.

Desde aquella distante fecha hasta hoy —43 años—, el nombre de la doctora Alba Vaillant articula la identidad y el alto profesionalismo que infunde el servicio de imagenología de esa entidad hospitalaria.

A ella se debe el diseño en la construcción de esas consultas y oficinas, la instalación de los ultrasonidos, de las Tomografías Axial Computarizada (TAC) monocorte y de 64 cortes, las Resonancias Magnéticas de bajo y alto campo, y del resto de los equipos radiológicos. A la par propició la preparación de todo el personal que labora a su lado.  

“Comencé con solo dos técnicos y llegamos a tener nueve. En la actualidad ya todos son licenciados o tecnólogos y cubren el trabajo total de esta área. Paralelo a nuestra experiencia en la atención médica, tenemos el antecedente de formar a quienes prestarían ayuda sanitaria en Venezuela.

“Asimismo, fuimos fundadores del programa de los implantes cocleares. En la Clínica se hacía todo el proceso y organizábamos el proceder junto a los equipos de pediatras, anestesiólogos y otros expertos. Es decir, asumíamos los estudios de imágenes con Resonancia y TAC para clasificar a los pacientes que recibirían el implante.

“Participamos, igualmente, en otras colaboraciones como las desplegadas con el Centro de Biotecnología en el proyecto científico de investigaciones acerca del cáncer de cuello uterino, que duró tres años. En la actualidad apoyamos los exámenes de nefrología mediantes las TAC practicadas a los donantes de riñón”.

“A lo largo de estas décadas hemos estructurado una prestación de alta calidad y prestigio en la Clínica Cira García con equipos de alta tecnología y muy eficaces. Hoy llegamos a realizar entre 30 y 40 estudios de rayos X diarios, incluso más. Además de una cifra similar de ultrasonidos”.

A pocos meses de cumplir 84 años de edad y una jubilación a la vista, Vaillant ensambla una vitalidad que puede dejar mal parados a sus subordinados jóvenes. “Todavía bailo (me gusta mucho) y hago todos los quehaceres en mi casa”.

Basta verla organizar la jornada diaria, los análisis de imagenología indicados por otros especialistas de la institución y atender a los pacientes, para admirar la singularidad profesional que viste esta mujer que no ahoga un grito en la garganta si de exigir calidad asistencial se trata.

“Soy muy severa con el trato a los pacientes, hay que demostrar profesionalismo en todo momento y con todos. Los problemas personales no pueden ser trasladados ni a la consulta ni a las personas que vienen a recibir el servicio médico. Hay una ética que preservar”.

Precisamente, desde esa mítica conducta con que se le conoce, la doctora Vaillant reconoce que “aunque ama profundamente la radiología, ya es hora de pensar en jubilarme. Cuando eso ocurra quiero continuar ofreciendo mi práctica y conocimientos a la Clínica. No creo concebir mi vida fuera de este sitio ni de esta labor que elegí como destino”.

Tomado de Cubasí

Doctora Alba Vaillant. La radiología como destino
CSMC, S.A 17 agosto, 2023
Comparte esta noticia
Archivar
Identificarse to leave a comment